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La bella no durmiente


La Princesa Bella es rebelde e indisciplinada. Ella quiere encontrar a su Príncipe Azul, pero que sea un príncipe azul clarito...

Ilustraciones: Jesús Huguet

Editorial Carena, Valencia. Colección: TEATRILLO EN LA ESCUELA nº 1

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Pieza de guiñol dividida en 2 Actos.

Temática: La autoestima, la igualdad de ambos sexos y el pensamiento crítico.

 

PERSONAJES

Bella

Rey

Reina

Institutriz

Bruja

Príncipe Valiente

Príncipe Azul

Mensajero real

Sirviente

Pastor

Ovejas

ESCENARIO: Jardín de palacio de Bella,junto a las murallas, en las que hay una alta torre con una ventana. Alcoba de Bella.

 

FRAGMENTO DE LA OBRA

ACTO 1
En el jardín de palacio, junto a las murallas.

ESCENA 1 (Rey y Reina.)

El rey y la reina entran hablando de su hija, la bella no durmiente.

REY: Amadísima reina, esto ya pasa de castaño a oscuro. ¡Es que no se puede soportar!

REINA: Te asiste toda la razón, mi amado rey. Nos va a volver locos a todos.

REY: Y como nos descuidemos lo más mínimo va a poner el reino patas arriba en menos de lo que canta un gallo.

REINA: No sé lo que hemos hecho mal. Le hemos intentado dar unos modales conforme a sulinaje, pero...

REY: Y además, hatenido las mejores institutrices.

REINA: (Lamentándose.) Toda la mejor educación a su alcance... y como si se la hubiéramos dado a una vaca de los establos. No comprendo el porqué de tanta rebeldía.

REY: Nuestra hija, amada mía, es una cabeza loca. Y lo peor no es que no sea capaz de gobernar el reino, es que nos va a enterrar a todos a disgustos en poco tiempo.

REINA: De todos modos, querido, no te preocupes tanto, que ya falta menos para que se cumpla la profecía.

REY: ¿Qué profecía?

REINA: ¿No te acuerdas que al cumplir los quince años se pincharía con el huso de una rueca y se quedaría dormida hasta que un príncipe la despertara con un beso?

REY: ¡Anda, pues es verdad!

REINA: Y ya nos encargaríamos nosotros de que el príncipe tardara un tiempecito en darle el beso.

REY: Jo, jo, jo. Un buen tiempecito.

REINA: Vayamos al interior del palacio, querido rey, que son muchas las tareas que nos aguardan.

REY: Sí, sí. Vayamos, que gobernar un reino, aunque sea más fácil que gobernar a una hija, también tiene lo suyo.

Desaparecen los dos de la escena.

ESCENA 2 (Bella, Príncipe Valiente.)

Aparece la bella no durmiente y se esconde para darle un susto al príncipe Valiente que viene a declararse.

BELLA: Le voy a pegar un susto al Príncipe Valiente que se le van a quitar todas las ganas de rondarme en una buena temporada. (Dirigiéndose al público.) Vosotros calladitos. Ni pío de si me habéis visto. (Se esconde detrás de unos setos que hay en el jardín.)

PRÍNCIPE VALIENTE: (En tono de reclamo.) ¡Buenos días! ¿Hay alguien? ¡Princesa Bella! (Cambia de tono, se lamenta.) Vaya, aquí no hay nadie, con la de horas que vengo cabalgando y ahora no sale nadie a recibirme; y eso que anuncié que vendría. ¡Qué falta de formalidad!

BELLA: ¡¡Uuuuh!!

PRÍNCIPE VALIENTE: (Da un salto y grita.) ¡Ay, qué susto! La madre que la parió.

BELLA: (Burlándose.) Pues, vaya valiente que eres. Si te asustas hasta de una princesa.

PRÍNCIPE VALIENTE: Pero es que hay princesas y princesas, y tú, me da en el olor que eres de las que se las traen.

BELLA: ¿Y qué te trae por aquí, tronco?

PRÍNCIPE VALIENTE: ¿Cómo que tronco?

BELLA: Pues sí, tronco. ¿Qué pasa? Que estás más anticuado...

PRÍNCIPE VALIENTE: Oye princesita, modera tu lenguaje y trátame con respeto, mira que venía a pedirte la mano y como me tenga que llevar también tu lengua no voy a pedir nada.

BELLA: ¿Pedir mi mano? De eso ni hablar. Yo no me caso con príncipes valientes. Para valiente, yo, y nadie me gana.

PRÍNCIPE VALIENTE: ¡Qué temperamento tiene esta princesa! ¿Dónde habrá estudiado esos modales para tratar a un príncipe?

BELLA: (Con desprecio.) Pedir mi mano...Acaso no sabes que yo sólo me casaré con un príncipe azul, pero azul claro. Por si no lo sabías, ya lo sabes. Paso de príncipes valientes.

PRÍNCIPE VALIENTE: Desde luego, creo que más tranquilo estaré soltero otra temporada antes de comprometerme con un tormento como éste. Me voy. (Da unas vueltas por el escenario buscando algo.) Pero..., ¿y mi caballo?

BELLA: Me temo que tendrás que volver a pie.

PRÍNCIPE VALIENTE: ¿A pie?

BELLA: Sí. Tu caballo ha salido corriendo como una centella y dando unos saltos enormes para espantarse unos tábanos que le he puesto por la barriga. Guardaba los tábanos en una cajita para una ocasión como ésta.¡Ha sido divertidísimo!

PRÍNCIPE VALIENTE: Me voy de aquí. Esta princesa está como una auténtica regadera. ¡Pobre del príncipe quese case con ella!

BELLA: Otro príncipe despachado, con éste van ya tres. Y es que no se enteran, que yo no me caso si no es con un príncipe azul, azul claro. Nadie me comprende. Deberían sospechar que tanta travesura es porque no estoy dispuesta a casarme con un príncipe enteradilloque convenga a mis padres. ¿Cuántas veces hay que decir las cosas! ¡Córcholis!

Desaparece de la escena.

ESCENA 3 (Institutriz, Bruja.)

Entran en escena la institutriz que es muy refinada, con acento francés,y la anciana y desmemoriada bruja.

INSTITUTRIZ: Mire usted, señora bruja, aunque a la princesita le falten aún unos meses para cumplir los quince años, deberíamos ir pensando en que se pinchara un poco antes de tiempo; a ver si así todos podemos descansar un poco. De todos modos, no aprovecha ninguna de las lecciones que con tanto esfuerzo preparo para el bien de su educación y de su matrimonio.

BRUJA: Con todos los respetos, pero, es que los cuentos son los cuentos, y llevan cientos y cientos de años contándose y escribiéndose, y no voy yo ahora a cambiar los acontecimientos de los cuentos por culpa de una princesita mal educada.

INSTITUTRIZ: De todos modos, estimada bruja, debería reconsiderar mi propuesta; si al fin y al cabo se va a pinchar, qué importa que sea unos días antes o después.

BRUJA: La verdad es que yo también estoy un poco cansada de sus continuas trastadas: a mí me visita con frecuencia, y se lo pasa en grande cambiándome las cosas de sitio para que no las encuentre; claro, sabe que hasta que tenga quince años no le puedo hacer nada... y se aprovecha. Además, no para de decirme que ella lo que quiere es un príncipe azul claro y yo ya estoy harta de oírla. Pensándolo mejor..., tampoco pasaría nada si cambiamos un poco las fechas del cuento. De todos modos ya lo hago muchas veces cuando mi memoria olvida las cosas.

INSTITUTRIZ: Excelente decisión. Procedamos entonces. Esta tarde debería disponerlo todo, ya me entiende: la rueca, el huso, etcétera, etcétera. Yo voy a prepararle una mullidita cama para que descanse una buena y larga temporadita.

BRUJA: A las cinco y media, después de la merienda, dejaré en su alcoba la rueca preparada. No tendrá más que llegar y pincharse. A ver si así descansamos todos un poco, que buena falta nos hace.

INSTITUTRIZ: Muy bien, au revoir, adiós.

Desaparecen de la escena.

 

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